jueves, 1 de noviembre de 2012

Más claramente


Pues aquí me encuentro, delante del teclado de mi portátil, dispuesto de nuevo a liberar unas cuantas nuevas líneas de mi pensamiento en la red.

Esta vez, trataré de explicar la multitud de párrafos que se me escaparon en la anterior entrada, y que muchos de vosotros, con razón, me habéis comentado que son difíciles de comprender. Entono el "mea culpa" por dejar correr demasiado rápido a mis dedos. Pues bien, creo que puedo explicarlo con una claridad mayor ahora.

Básicamente, una de mis motivaciones a la hora de escribir este blog; y digo una, porque escribiré en multitud de registros, mientras me mueva el interés para hacerlo; es denunciar y reclamar lo que creo que debería ser nuestra sociedad y nuestro país.

Para mí, y aquí viene la explicación de mi anterior "post", la razón, a parte de la propia económica, ha sido la propia naturaleza cíclica de la historia. Es decir, los colapsos repetitivos de los sistemas de organización social a lo largo de la historia de la humanidad. Torres más altas han caído: el sistema feudal, las burguesía luego, sistemas utópicos social-demócratas y ahora le ocurre al capitalismo bancario.

Pero si hay algo que sobrevive al colapso de los sistemas, siempre es la Humanidad. Por muy grave que sea el colapso, por profundas que sean sus consecuencias, la experiencia nos dice que se sale del "hoyo", con mayor o menor esfuerzo. Véase uno de los fenómenos que ponen fin al período feudal, la Peste Negra, y las hambrunas generalizadas en Europa.

 La moraleja es que todo el poder de supervivencia humano reside en sí mismo, y más concretamente, en su alma, entendida como concepto filosófico de esencia. Pues bien, en mi opinión, esa esencia es, sin duda, un conjunto de valores que nos mueven. Y que, salvo en algunos casos aislados en la historia, siempre han estado asentados sobre el cimiento del amor.

Ese era el tema sobre el que versaba mi anterior entrada en el blog. Valores y amor.

Dicen algunas definiciones de Ser Humano, que lo que nos diferencia del resto de animales es la capacidad de amar, cosa que a veces se ha discutido. Sea cualidad distintiva, o simplemente descriptiva, lo que está claro es que la capacidad de amar, nos ha dado grandes victorias a lo largo de la Historia.

Amar a un país, una tierra, una idea, o al prójimo, ha sido el rasgo común de las mayores proezas realizadas por el ser humano a lo largo de su camino por este planeta.

Pero sin embargo, últimamente, parece que todo el planeta (generalizando, y con pocas excepciones), y todas las instituciones, han olvidado los valores y el amor al prójimo, y ha comenzado el tiempo de mirar al ombligo propio.

Esta es la verdadera crisis actual, en mi opinión. Por eso colapsaremos. Porque mientras caminas mirándote al ombligo, no ves el tronco que hay delante, ni escuchas a tu amigo que te avisa, y te golpeas. Eso sí, luego aprendes, o deberías, y sales del escollo.

Eso será lo que por tradición histórica toca pasar ahora, y confío en que aprendamos a ser más solidarios, y dejar de mirar sólo al árbol, para mirar al bosque entero. Mejor nos iría de haberlo hecho antes.

Y como me defino como optismista, y sé que no hay nada perdido, siempre me ha gustado echarle un vistazo a este anuncio, cuando los ánimos flaquean.Un saludo cálido a todos, hasta la próxima entrada.



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